Profundidad
En una aldea de no más de 400 habitantes en el interior de Gambia me sentí como en casa, nadaba en las profundidades de mi ser, sin prejuicios, libre y sin presiones. Viviendo el presente con alegría, bailando y jugando con los niños, conversando con las mujeres y los hombres como si esa tierra hubiera sido mi auténtica cuna.
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