viento,
sal,
espuma blanca,
rumor continuo de fuerza,
ese es el mar que hoy he visto,
solitario, y casi infinito,
salvaje y libre.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un rincón de mundo en la bola de cristal.
Cuando era niño los sábados dormía en casa de mis abuelos. A veces me despertaba temblando en el vacío absoluto, aún hoy sigo sin comprender porqué; pero cuando esto sucedía alargaba la mano y encendía una lámpara en forma de concha que había en la mesilla junto a la cama. Cogía la bola de cristal y la agitaba: dentro había un velero en medio de una tormenta nocturna, las olas de un azul muy oscuro casi lo engullían pero a mi me reconfortaba.
Aunque no siempre bastaba y a veces tenía que despertar a mi abuela para que se tumbara junto a mí hasta que me dormía de nuevo.
Me han impresionado tus dibujos y las historias que traen consigo. Deja que hable la niña.
un besazo...

Nívola dijo...

Si alguna vez has estado navegando en la vigilia, ahora ya has encontrado un rincón en tus sueños, -tus palabras- sí son bellas, y seguro que las historias del niño que llevas dentro tienen para más de un cuento, cuando quieras te lo ilustro….