Incluso desde el mayor de los páramos nos llegan bonitas paradojas, pues dudo que un niño con una playstation sea más feliz que un niño en pelotas haciendo girar un neumático, siguiendo a las palomas o construyendo un cachivache!! En los límites de nuestro sofisticado ocio, nos toparemos con la
necesidad de volver a lo esencial, al contacto entre hermanos, a echar
mano de nuestra imaginación y crear todo un mundo de la nada. A volver a jugar!