Ya casi son tres años mirando por la ventana de Mallorca, el aire nuevo y frágil que entraba al principio hoy es familiar. Algunas cosas han crecido, otras han cambiado, y muchas otras maravillosas, han nacido. La fragilidad, sin embargo, diría que es la misma, igual que el vuelo de la lisandra. La diferencia quizá, es que convenga transformar la energía del comienzo y la emoción que sentía ante lo desconocido, en ilusión por continuar, por mantener, por sostener y por alimentar lo creado....